El viernes pasado realicé una actividad en la Sierra de Gredos que llevaba mucho tiempo planeando, siempre había querido subir a la Laguna Grande en invierno, con todo lleno de nieve, pasar sobre la laguna helada y contemplar el Circo de Gredos teñido de blanco .
Los que hayan estado alguna vez en la laguna se acordarán que allí se encuentra el Refugio Elola, durante los meses de junio a octubre el refugio se encuentra abierto todos los días, en invierno se abre los fines de semana y festivos.
Para que una instalación de este tipo pueda funcionar se necesita la colaboración de nuestros amigos los caballos, en verano es muy común encontrarse con los caballos que portean la comida y el material de la Plataforma al refugio, todos los días bajan con la basura y suben con las provisiones. Los que hayan estado en verano podrán recordar que en esa época la laguna está más concurrida que la Gran Vía de Madrid.
Sin la ayuda de estos animales sería inviable tener un refugio de con las comodidades que ofrece el Elola abierto.
Esto que acabo de contar se repite en la mayor parte de los refugios de montaña que hay en nuestro país, pero hay lugares en los que nunca se había visto un caballo y que gracias a la astucia y visión de un joven guía pueden contar con la inestimable ayuda de uno de nuestros amigos equinos.
Gurmen, joven guía nepalí que vive en los altos valles del Himalaya, a más de 4000 metros de altura, es el propietario de Karma, un pequeño caballo tordo que le ayuda a portear material y provisiones al campo base del Everest.
La aldea donde viven Karma y su dueño es el último lugar habitado antes del campo base del Everest, cuando hay algún lesionado Gurmen y su caballo bajan a los montañeros que no pueden volver a casa por su propio pie.
No se si este pequeño tordo será consciente de la labor que está realizando en un lugar tan duro e inhóspito, pero de lo que si estoy seguro es que hay muchísima gente que le debe mucho a este pequeño caballo.
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