Precisamente esta mañana mi hermano Pablo me recordaba que el pasado lunes estuvo viendo por televisión una película y se acordó de mí, no he tenido que pensar mucho para comentarle que se trataba de Océanos de fuego, una bonita película, basada en la historia de un jinete de larga distancia llamado Frank T. Hopkins y su caballo Hidalgo. Aunque muchos dudan de la veracidad de la historia, lo que si está constatada es su defensa en la preservación del caballo Mustang, descendiente remoto de los primeros caballos que los españoles llevamos al Nuevo Mundo y que todavía corren en libertad por las praderas del oeste norteamericano.
No está constatada la existencia de la carrera que se narra en la película, algunos historiadores cuentan que Hopkins decidió dejar el caballo en Arabia después de ganar la carrera, pero como estamos en Hollywood queda más bonito un final edulcorado y para todos los públicos.
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