Creo que es por todos conocido mi cariño hacia los animales, no me importa la especie, si vuelan, corren o nadan, el respeto y amor que siento hacia ellos hace que algunos me consideren un bicho un poco raro. Estoy convencido que en algún sitio habrá alguien que entienda lo que siento, cada verano cuando saco una manta y dejo mi confortable cama para dormir bajo la higuera, con la Vía Láctea sobre mi cabeza y la compañía de mis perras Fabiola y Rania, todos en casa me miran como a un extraterrestre. No cambiaría esa sensación de libertad por nada en el mundo, con mi yegua Wania no pude hacerlo ninguna vez, las perras y la yegua eran incompatibles, el instinto de lobo de Fabiola nos creó algún problema con la "abuelilla", pero Wania siempre buscaba la compañía humana y muchas veces, cuando las perras estaban guardadas, me acompañaba en mis siestas veraniegas a la sombra de la higuera.
Muchos todavía no habrán encontrado sentido a mis palabras, pero esta pequeña introducción sirve explicar el cariño especial que siento por mis perras y mis yeguas. Las mías son incompatibles, no pueden estar juntas sin que Fabiola intente dar caza a las yeguas, pero lo que para mi se convirtió en un problema en el Depósito de Sementales de Ávila se ha convertido en algo habitual.
Pocos sabrán que desde hace unos años se está realizando un programa de cría canina para la utilización de estos animales para la realización de distintas tareas por parte de las Fuerzas Armadas, Guardia Civil y Policía Nacional.
El Real Decreto, publicado el 15 de octubre de 2010 en el que se desarrolla la estructura orgánica del Ministerio de Defensa atribuye al Organismo Autónomo Cría Caballar de las Fuerzas Armadas la posibilidad de producción de perros para su posterior utilización por los distintas Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
La labor de cría de estos animales recayó en el Depósito de Sementales de Ávila y hasta la fecha siguen realizando la tarea que les han encomendado. El año pasado, en la presentación de sementales no pudimos realizar una visita a las instalaciones caninas, pero por suerte este año he podido ver a los animales y el entrenamiento al que son sometidos.
Todo empezó el día que tenía que recoger a Solfa, había quedado con Sabino en la puerta del depósito a las diez y media, como siempre llegué antes de la hora y estuve esperando a mi amigo, sabía que estaba por allí, porque justo en la puerta estaba aparcado su van, pensé que estaba tomando un café y le llamé por teléfono para ver por donde andaba. Me comentó que estaba arreglando unos papeles en Tráfico y que se iba a retrasar un poco, como yo no tenía nada que hacer llamé al timbre y pasé al aparcamiento del depósito, allí los ladridos eran bastante fuertes y se notaba que estaban trabajando con los perros, estuve esperando bastante tiempo en la calle hasta que vi aparecer a una chica con un cachorro de Pastor Belga Malinois, estuve jugando un rato con el cachorro y le enseñé a la chica una foto de mi perra Fabiola, ella no fue una excepción y como la mayoría se quedó asombrada con la belleza de la perra y me propuso que se la enseñara al comandante José Curt, responsable de la Unidad de Cría Canina de Ávila, pregunté donde podía encontrarle y me comentó que subiera a la zona de las perreras, en ese momento estaba trabajando con los cachorros y por eso había tanto escándalo.
Cuando subí por las escaleras y llegué a las perreras me encontré con José Curt metido en faena, uno a uno le iban llevando los cachorros y él jugaba con ellos y los iba estimulando. Le enseñé la foto de mi perra y le gustó también mucho, le comenté el problema que tenemos con ella, que no se deja montar por ningún macho y todas las veces que hemos intentado que quedara preñada han resultado inútiles, me recomendó la inseminación artificial y me explicó como hacerla. Yo le pregunté si podía sacar alguna foto o grabar un vídeo de lo que estaba haciendo pero me comentó que estaba prohibido. No quise molestar más y me despedí de él dándole las gracias por sus explicaciones y por haberme dejado ver como realiza su trabajo.
Como me suele ocurrir bajé a la zona de aparcamiento alucinado, llamé a mi hermano Alberto y le comenté todo lo ocurrido.
Sabino no llegaba y yo me empezaba a impacientar, eran casi las doce y yo tenía que volver a Madrid, pero no tuve que esperar mucho tiempo unos cinco minutos después mi amigo aparecía por la puerta.
Ahora llegaba lo bueno, Solfa estaba esperando y por fin nos la llevábamos a casa. Cuando la vi atada esperando nuestra llegada casi caigo de culo, menudo "bicho", hacía mucho tiempo que no había visto una yegua tan guapa, tan lustrosa y tan bien alimentada. Era una auténtica bola, no me extraña, los cuatro kilos de pienso, más todo el heno que come al día le daban un aspecto imponente, Sabino "alucinaba" como yo, pero era más discreto, a mí se me notaba mucho más la emoción.
Después de arreglar los papeles llegó el momento de subir a la yegua en el van y poner rumbo a casa, Sabino a Candeleda con la yegua y yo a Madrid.
Que razón tenía mi padre, estos "bichos" comen como vacas y como me descuide esta yegua va a empezar a comerme por los pies.
Román, échale un vistazo a este curso, a ver si te puedes apuntar con tu nueva yegua. Un abrazo.
ResponderEliminarhttps://docs.google.com/spreadsheet/viewform?fromEmail=true&formkey=dFdWbE9EMGdiU1JZWDNqbzdVclJmWEE6MQ
Ya me habían comentado algo,no tengo claro que pueda ir, pero si tengo la posibilidad de pasar algún día lo haré a ver que se cuece.
EliminarUn saludo