Con los años hay fiestas que ya no son lo mismo y a las que cada vez se le encuentra menos sentido, para mi la Navidad es uno de esos momentos señalados, por fuerza tienes que estar contento y desprender alegría por los cuatro costados.
Los años me han hecho más cascarrabias y las Navidades me importan un bledo, acabo de llegar del pueblo de estar con mis perras Fabiola y Rania, con mi yegua Alejandría y su potro Aldair, he paseado por el pueblo como un forastero al que nadie conocía, las barbas que llevo, el gorro y el forro polar me daban aspecto de ermitaño recién salido de una cueva.
Ayer volví a la civilización para cumplir con el reto de saludar un nuevo año que nos promete mucho sufrimiento, mucha más desigualdad y gran dosis de cabreo, pero no estoy dispuesto a perder la batalla, todos estos sinvergüenzas no me quitarán las ganas de seguir adelante y como decía Almudena Grandes el pasado lunes:
"La amargura nos hará débiles. La indiferencia, la desesperanza, la desunión de las víctimas fortalece siempre a los culpables. No lo consientan. No les dejen entrar en su casa, emborronar sus paredes, secar sus macetas, acechar el sueño de sus hijos. Sean fuertes, por favor y sean felices. Porque la felicidad es la mejor manera de resistir".
Y si todo esto fracasa y ellos se salen con la suya, no hay problema, NOS VEREMOS EN LAS BARRICADAS, luchando hombro con hombro por lo que es nuestro y nos quieren arrebatar.
FELIZ 2013