miércoles, 11 de noviembre de 2009

FIRE HORSES

Todos conocemos la importancia que han tenido los caballos en el desarrollo de la historia de la humanidad, hace miles de años que están junto a nosotros y nos ayudan en distintas actividades. Una de ellas y de la que nunca había tenido noticia es la de caballos bomberos.
A finales del siglo XIX se empiezan a crear en Estados Unidos distintos cuerpos de bomberos al servicio de las ciudades y todos ellos cuentan con caballos para tirar de las bombas y escalas que se utilizaban. Los caballos eran una parte fundamental del equipo, estaban estabulados en el mismo edificio y siempre dispuestos a cumplir con su labor. Se cuenta que había caballos que sabían contar las campanadas de su unidad y rápido se colocaban en su puesto sin que hubiera que ir a por ellos. De todas las historias y anécdotas que se pueden contar he seleccionado las dos que más me han llamado la atención.


En 1893, para ayudar a tirar de una pesada bomba fue necesario sustituir un viejo caballo por una potra de tres años. Muy pronto los maquinistas de la unidad comenzaron a enseñarle sus obligaciones. Cuando sonaba la alarma debía correr a colocarse debajo de los arneses y una vez en marcha debía ser dócil y veloz.
El 20 de Julio de 1893 su unidad fue llamada cuatro veces para hacer su trabajo, todo transcurrió con normalidad hasta la llegada del cuarto aviso.
JOLIE se quedó en su cuadra y no acudió a cumplir con su deber, se quedó tumbada hasta que fueron a buscarla. Con mucha dificultad consiguieron que se pusiera en pie y que tirara de la bomba. El incendio se apagó sin problema, pero a la vuelta del servicio una alborotada JOLIE dio varios tirones a su compañero y al doblar una esquina provocó que volcara la bomba. Después de ese día ya nada volvió a ser igual , JOLIE se negó a levantarse en los incendios siguientes y tuvo que ser sustituida por un caballos de nombre JUANITO.



Del segundo protagonista no se conoce su nombre, sólo se sabe que trabajaba en la 3ª Compañía de Washington DC.
El 28 de Marzo de 1890 la 3ª Compañía tuvo que atender un incendio, se aparejaron los caballos y salieron con rapidez a realizar su trabajo. Nuestro protagonista tiraba del primer carro y al pasar por una vía ferrea el casco del animal quedó enganchado y se arrancó de cuajo. El animal siguió galopando durante un kilómetro más hasta llegar al lugar del incendio sin dar muestras de dolor. Una vez llegaron a su destino sus compañeros descubrieron el accidente, vista la gravedad de sus heridas tuvo que ser sacrificado allí mismo. Como homenaje un bombero volvió a buscar el casco del animal, lo recogió y sus compañeros le rindieron homenaje. Hasta 1902 el casco de este valiente caballo se conservó en la 3ª Compañía, después fue cedido al Instituto Smithsonian de Washington DC.

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