viernes, 22 de octubre de 2010

TRASHUMANCIA

De pequeño siempre andaba enredando con una muleta que me hizo mi madre, también quería ser vaquero, de esos que echan el lazo, con los años he seguido teniendo el mismo aprecio por los amigos de cuatro patas, con cuernos o sin ellos.
En los veranos que pasaba con mis abuelos en el pueblo uno de los momentos que aguardaba con más interés era el paso de las vacas hacia la sierra, siempre siesteaban en "La Cañá" y después las subían por el camino del convento hacia el Puerto de Candeleda, con los años el número de animales que subían a la sierra fue descendiendo, ahora ya no pasan.
Los rebaños estaban compuestos por vacas y caballos, los encargados de guiarlos fueron Los Últimos Vaqueros.




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