El pasado fin de semana estuve de visita por León, desde que estuve trabajando allí en la construcción de un tramo de la Autovía de la Plata no me olvido de volver unas cuantas veces al año. Mi hermano Alberto quedó a vivir en León y el sábado cuando estábamos de cortos por el barrio del Cid, sus amigos comentaron que se celebraba al día siguiente el XXI Concurso Exposición de Ganado Caballar de raza Hispano-Bretón en San Emiliano, un pequeño pueblo de la comarca de Babia.
Mi primer impulso fue asistir a concurso, llevo muchos años siguiendo este tipo de caballo y nunca había estado en un evento de estas características, me informé de como llegar a San Emiliano y me dispuse a disfrutar de la noche.
Después de una noche de juerga lo último en lo que pensaba era en hacer 80 km para sacar unas cuantas fotos a los Hispano-Bretones, pero mi sorpresa fue que Begoña me propuso acercarnos a ver como era el ambiente, pues nada, carretera y manta.
Llegamos muy tarde, pero nos dio tiempo a ver a las yeguas de más de seis años con rastra, de todas las que había la que más me gustó es la que encabeza el reportaje fotográfico, la planta que tenía, la alzada, el carácter y el aplomo del animal me encantaron, le comenté a Begoña mis preferencias y al final no acerté por poco, una hermana de esa yegua se llevó el primer premio y ella el segundo.
Realmente no se si tengo suerte o como dice Sabino es que ya voy entendiendo algo, lo cierto es que a la tercera clasificada también la saqué una foto, la quinta del reportaje, ese animal estaba más en el prototipo racial, era más pequeña con mucha menos alzada que las otras dos y mucho más cortita y recogida, lo cierto es que también era una preciosidad, pero yo tengo debilidad por los caballos grandes y la segunda clasificada para mi fue la mejor.
Después llegó el turno a las yeguas de más de diez años sin rastra, a esas alturas me había quedado sin batería en la cámara y Begoña empezaba a tener síntomas de alergia, recogí los bártulos y a León.
